Karl Marx. El burgués que embarazaba a sus criadas y no pagaba sus deudas.

¿Sabéis quién dijo que «la intromisión por parte de las autoridades puede agravar una crisis preexistente»?

Federico Jiménez Losantos, no fué. Margaret Tatcher y Ronald Reagan, tampoco. Milton Friedman, no lo hizo; y Adam Smith, de ninguna manera. No, no fue ninguno de los liberales mencionados. La frase pertenece a Karl Marx. Al contrario que la mayoría de los socialistas de hoy, Marx estudió economía. ¡Ahora me explico porqué Karl Marx llegó a ser uno de los primeros en declararse «no marxista«!

La causa del gran éxito de Karl Marx y del marxismo no fue porque su utópica doctrina fuera viable y eficiente, que demostrado está que no lo es en absoluto para el género humano; sino por el hecho de que creó la teoría ideal para justificar un sistema basado en un Estado muy poderoso que utiliza la coacción violenta para garantizar su aplicación, y además además controlar de paso, todas las facetas de la vida del ciudadano y robarle su Libertad. Por el contrario, al Liberalismo le cuesta mucho prosperar sin una teoría sistemática equivalente, o sea, sin una teoría consistente e integrada en un sistema social nuevo que se blinde frente a los ataques de ideologías liberticidas.

“Proletarios de todos los países del mundo, ¡perdonadme!”. Esto se podía leer, al día siguiente de la caída del muro de Berlín, en la base del monumento a Karl Marx, ese hipócrita burgués que embarazaba a sus criadas proletarias y buscaba excusas para no devolver el dinero que le prestaba, según develan diversas cartas y documentos.

En este caso el calificativo de burgués no lo digo por despreciar a los empresarios o emprendedores tal como lo hacen denostadamente los liberticidas. Porque la burguesía, con la ayuda de la economía de mercado y el consiguiente esfuerzo en desarrollar las tecnologías aplicadas a los medios de producción, es la que ha logrado sacar de la miseria a millones de personas. Mis críticas se refieren a esos hijos de familias acomodadas, a hipócritas como el mismo Karl Marx, Ernesto Ché Guevara, Fidel Castro, que han desecho la bella isla de Cuba, y muchos otros niños malcriados cuya infancia fue maravillosa gracias a la riqueza de sus padres antes de arruinarse y luego les da por ser revolucionarios pretendiendo que se reparta a la fuerza las rentas de otros.

La aplicación del marxismo -en todas sus facetas- ha demostrado ser la mayor experiencia de miseria y terror que ha conocido hasta ahora el ser humano. En eso consiste la materialización de la utopía socialista y en eso consiste la pesadilla que algunos descerebrados liberticidas siguen emperrados en aplicar el experimento, de nuevo, en este siglo. Y España sigue siendo el banco de pruebas.