La madre de Pablo Iglesias frivoliza con ‘el oro de Moscú’ robado a los españoles.

La abogado de CCOO y madre de Pablo Iglesias, María Luisa Turrión defiende -hablando en plural- a su hijo respecto al cobro de dinero venezolano por la Fundación de la que formaba parte, con la muy de izquierdas, burla comparativa del oro de Moscú diciendo:

“Como nos va a afectar esa majadería de lo de Venezuela”, defiende su madre, “Antes hablaban del “oro de Moscú”, ahora de lo de los sobres de Venezuela. Los únicos sobres documentados son los que reciben algunos dirigentes europeos”.

Tal vez se refería a su compañero de ideología Willy Meyer que ‘no se enteró’ de su cuenta de dinero opaco en Luxemburgo mientras despotricaba contra el sistema capitalista.

Tal vez sea muy progre la gracieta de referirse al oro de Moscú con sorna, pero los hechos nos cuentan que el expolio del Banco de España perpetrado por Negrín y sus secuaces para entregárselo a Stalin, no fue ninguna broma.

A la señora Turrión habría que recordarle -si es que lo sabía- aquella noche del 22 de octubre de 1936, en la que rusos y españoles se reunen con el mayor secreto en el puerto de Cartagena, con la misión común de cargar 7.800 cajas en cuatro cargueros soviéticos: Kine, Kursk, Neva y Volgoles. Cada arcón pesa 75 kilos de un contenido muy especial: las reservas de dinero de los españoles.  En aquellos barcos partieron unas 510 toneladas de oro, conocido como el famoso Oro de Moscú, lo que correspondía a más del 70% de los fondos del Banco de España. El valor a hoy superaría los 12.000 millones de euros (si se considera su valor numismático la cifra llegaría a los 20.000 millones de euros).

A iniciativa del ministro de Hacienda de la II República, Juan Negrín, el destino final de aquel dinero era la Rusia de Stalin, en teoría para ponerlo a salvo del bando sublevado. Desde aquella fecha, Negrín firmó órdenes de venta para que los soviéticos suministraran armamento al gobierno de la Segunda República. Sin embargo, en 1938 la URSS afirmó que las existencias de oro ya se habían agotado.

Señora Turrión, menos bromas y más asumir realidades, por mucho que le tiente la defensa de la ideología comunista que le inculcó a su hijo cuando le empujó a afiliarse a la Juventudes Comunistas, no debería de bromear con el dineral robado a los españoles para regalárselo al criminal dirigente soviético a cambio de chatarra militar. El oro español robado y enviado a la URSS es un hecho probado, y el dinero venezolano entregado a la Fundación de la que formaba parte su hijo, también. Siguen ustedes rancios argumentos fallidos para nuevos tiempos.