Tal día como hoy hace ahora veinte años, el 19 abril 1995, a primera hora de la mañana, como solía tener por costumbre, ETA hizo explotar un coche-bomba en la calle José Silva de Madrid al paso del coche blindado que conducía al jefe de la oposición del Partido Popular desde su casa en Arturo Soria a su despacho en Génova 13. El terrorista que activó el artefacto se adelantó y la bomba estalló un segundo antes de lo que hubiera debido, de forma que, aunque el motor del Audi quedó destrozado, las personas que viajaban en el vehículo salvaron la vida, gracias al blindaje y al apresuramiento del asesino. Probablemente, el error se debió a que la bomba no pudo ser activada con el mando a distancia tradicional, lo que hubiera permitido al terrorista situarse en un lugar con mejor visibilidad, debido a que el coche de Aznar estaba provisto de un inhibidor de frecuencias precisamente con la finalidad de evitar que pudiera ser atacado con una bomba activada con un mando a distancia, que era un método habitual en los atentados de la banda terrorista. Por eso los terroristas se vieron obligados a recurrir a un cable que comunicara el coche bomba con el criminal que tendría que activarlo recorriendo espacio suficiente para que pudiera hacerlo sin riesgo de que la explosión le alcanzara. Una vez preparado el dispositivo, se supone que los terroristas acudieron al lugar varias mañanas antes de poder cometer el atentado, porque Aznar no empleaba todos los días la misma ruta. Cuando, finalmente, el 19 abril 1995 se eligió la que pasaba por la calle José Silva, el atentado pudo cometerse. Aunque Aznar, su escolta y su chófer salieron prácticamente ilesos, una vecina, Margarita González Mansilla, resultó herida y falleció unas semanas más tarde. Su asesinato es uno de los muchos de la organización terrorista que permanece sin resolver. Cuando se cometió este atentado planteó muchísimas dudas. Para empezar, estaba el hecho de que ETA no era habitualmente capaz de atentar contra altos representantes del Estado. Sus objetivos habían sido casi siempre protegidas. Únicamente en una ocasión había sido capaz de cometer un magnicidio, cuando asesinó –el 20 diciembre 1973– al presidente del Gobierno de entonces, el almirante Carrero Blanco. En esta ocasión ya se suscitaron dudas acerca de si ETA, incapaz de cometer atentados de esta envergadura, habría o no recibido alguna clase de ayuda. Los mismos etarras confesaron que la información se la proporcionó un misterioso hombre con el que se citaron en el hotel Mindanao. Luego se ha especulado con que tal historia no tenía otra finalidad que la de ocultar que en realidad fue Eva Forest, militante comunista que ayudó a los terroristas a asesinar al marino.…
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